Seguro que no sabías que la planta de maní tiene propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas. Es por eso que científicos del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (INICSA, CONICET-UNC) y del Instituto de Biotecnología Ambiental y Salud (INBIAS, CONICET-UNRC) analizaron el potencial de un extracto obtenido de la piel roja, también llamado tegumento, del maní para inhibir el virus del dengue. Y los resultados son optimistas.
El dengue es una enfermedad que viene teniendo un gran impacto en la salud pública argentina, y es un fenómeno que se está agudizando también a nivel mundial. Se transmite por el mosquito Aedes aegypti, y las variantes principales del virus (DENV), son cuatro: DENV-1, DENV-2, DENV-3, y DENV-4. Si una persona que ya se contagió, vuelve a entrar en contacto con otro serotipo, el riesgo de que desarrolle formas graves de la enfermedad, como el dengue hemorrágico, son elevadas.
Para prevenir la enfermedad, se desarrolló la vacuna Qdenga®, que se está aplicando por etapas en varias provincias del país. Más allá de eso, lo cierto es que actualmente no se cuenta con medicamentos antivirales efectivos y accesibles para su tratamiento.
Es en ese marco que estos investigadores pensaron en experimentar con este compuesto derivado de residuos industriales, que tiene la capacidad de prevenir y tratar la infección que generan estos serotipos. “Es muy importante, porque implica que puede tener diferentes usos, como tratamiento para las personas infectadas y como preventivo o profiláctico que impida la infección”, afirmó Carola Sabini, investigadora del CONICET en el INICSA y líder de la investigación.
“Tras una revisión bibliográfica exhaustiva, elegimos investigar la planta de maní por sus comprobadas propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas. Además, la provincia de Córdoba exporta grandes cantidades de esta leguminosa y su piel queda como un subproducto industrial. Nuestro estudio busca la revalorización de ese residuo a través de obtener un antiviral contra el virus del dengue, algo que no había sido probado antes”, señaló Sabini.
Cómo se realizó el estudio
Para llegar a los resultados recientes, el equipo pasó por un trabajo anterior, en el que se aseguró de obtener extractos de tegumento y de semilla de maní y evaluar su toxicidad en modelos experimentales sobre células (in vitro) y con ratones (in vivo). Utilizando esos datos, pudieron establecer concentraciones seguras de ambos productos naturales, que no dañen las células del huésped. Luego las utilizaron para estudiar su actividad antiviral contra el serotipo 2 del DENV en ensayos in vitro sobre cultivos celulares.
Así, demostraron que el extracto de tegumento inhibe el DENV-2 en las diferentes etapas de su ciclo de replicación, tanto en la absorción y penetración, como dentro de la célula hospedadora. El compuesto también presentó acción virucida y hasta consiguió impedir la infección por DENV-2 cuando fue aplicado a modo de tratamiento previo de las células. Finalmente, gracias a la colaboración con especialistas en biología molecular del INBIAS, confirmaron que la acción del extracto se basa en inhibir la síntesis de ARN viral.
¿Y qué sigue? Actualmente, el equipo está en búsqueda de vinculaciones tecnológicas con el sector industrial para avanzar en la producción de diferentes aplicaciones. Además, para que el fitofármaco sea utilizado en humanos, los científicos deben testear diferentes formulaciones, realizando modificaciones que optimicen su absorción, biodisponibilidad y bioaccesibilidad.
Elio Soria, investigador del CONICET en el INICSA y coautor del trabajo explicó al respecto: “En colaboración con colegas especialistas en nanotecnología, estamos desarrollando pequeñas partículas o vesículas que puedan estabilizar y vehiculizar los diferentes compuestos del extracto, para que lleguen a los sitios de interés”.
Para entender mejor, las complicaciones producidas por el dengue no solo se deben a la replicación del virus en las células, sino también a la respuesta inmune exacerbada, inflamatoria, que genera en el organismo. Sobre todo cuando se trata de la segunda infección con un serotipo distinto de la infección primaria.
“En este momento estamos estudiando la acción que tiene el extracto de maní sobre el sistema inmune. En ese sentido, podría ser aplicado como un fármaco antiviral y, a la vez, inmunomodulador, para evitar el proceso inflamatorio del dengue. También estamos tratando de utilizarlo como un ingrediente en alimentos funcionales o suplementos dietarios”, comenta Sabini.
Además, el proyecto se basa en sostenibilidad y buscar generar el menor impacto ambiental posible. “Eso también implica que todos los elementos sean económicos y estén disponibles en Argentina, sin depender de importaciones”, concluye Soria.
Fuente: Xataka.com.ar
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