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48 formaciones en 50 partidos en el año, un claro síntoma de la crisis de confianza de River

Marcelo Gallardo lo ha probado (casi) todo. Dibujos, combinaciones, apuestas. Pero River, ya pisando noviembre, sigue sin ser un equipo de autor. Y si bien el Muñeco tiene una alta dosis de responsabilidad dentro de esta crisis como arquitecto de este plantel, los jugadores tampoco brindaron respuestas. Ni una identidad de juego que haga match con el hincha, el gran déficit de este plantel.

Fue el propio MG el que se abrió después de la derrota noqueadora frente a Sarmiento al decir que “hicimos jugar a varios futbolistas pero siempre nos costó afianzar y consolidar un equipo”. En esta especie de Cubo de Rubik sin resolver, el River 2025 nunca mostró caras homogéneas en simultáneo. Y por eso fue varios River.

Las métricas, de hecho, son elocuentes: en el año, Gallardo probó 48 combinaciones en 50 partidos. Y repitió alineación sólo una vez. Un déficit que se profundizó en el segundo semestre: en 21 partidos no hubo copy/paste en las combinaciones. Toda una señal.

48-formaciones-en-50-partidos-en-el-ano-un-claro-sintoma-de-la-crisis-de-confianza-de-river 48 formaciones en 50 partidos en el año, un claro síntoma de la crisis de confianza de RiverGallardo fue contundente en su autocrítica y su mensaje al plantel tras la eliminación en la Copa Argentina (Foto: Juano Tesone).

Si el primer ciclo del Muñeco se caracterizó porque River funcionaba con un claro ADN pese a los retoques de nombres, ni ajustando partido a partido Gallardo pudo ensamblar “un River”. Tanto es así que carece de un líder futbolístico dentro del campo: el deté intentó hallar uno en Manu Lanzini en el primer trimestre, también en Nacho F. y en Juanfer (por separado y juntos) y en Enzo Pérez pero no hubo caso.

Como contracara, ni los futbolistas heredados (quedan pocos) ni los que se sumaron durante su ciclo de 15 meses para reforzar a la base lograron revertir la tendencia a la baja. Tanto es así que el mismo Maxi Salas que parecía haber llegado para contagiar a sus compañeros por el ímpetu y la técnica para romper la monotonía ofensiva terminó cayendo en el cono de pesimismo: el equipo lo contagió a él y ante Independiente Rivadavia fue reemplazado en el entretiempo. Un dato que es, a la vez, un síntoma del cuadro.

Es cierto que Gallardo casi que no repitió formaciones porque a veces no pudo. Que a lo largo de estos diez meses se presentaron diferentes situaciones desafortunadas que lo privaron de usar con continuidad, por ejemplo, a Sebastián Driussi (jugó solamente el 52% de los partidos como titular). Sin embargo, el caso del Gordo es casi una excepción. Y opuesto al de Kevin Castaño: en 31 veces desde el arranque sólo aportó confusión. Una baja performance que irremediablemente es multiplicada por esos €12.860.000 que costó su fichaje, operación aritmética que potencia el descontento. Entre los grises se impone Giuliano Galoppo, por estas horas resistido por cómo ejecutó su penal ante CSIR: aunque aportó goles en el semestre (tanto que es el killer de la segunda parte del año), el ex Banfield tuvo muchos vaivenes.

La defensa de Gallardo

No es casual tampoco que entre los que más participación tuvieron arrancando de entrada hayan sido Franco Armani (47 partidos), Marcos Acuña (36), Lucas Martínez Quarta (36) y Gonzalo Montiel (33): si bien en lo colectivo a River le costó defenderse, en lo individual estos apellidos se impusieron por temple y jerarquía, pero también por falta de competencia del mismo rango. De hecho, de los integrantes del fondo en el único caso en el que la regla no se cumple es en el rol de segundo central: Paulo Díaz, hasta hace un año un titular indiscutido en ese puesto (y hasta ovacionado), mermó su nivel -producto también de inconvenientes físicos- y pasó a ser resistido. Y Lautaro Rivero, repescado, le ganó el lugar.

Semejante volatilidad ha ido en desmedro de la confianza que los jugadores le generan al entrenador, y también de la que debería servirles a los futbolistas para afianzarse. Un loop improductivo que se agrava por el contexto: si con paciencia no se pudo torcer el rumbo, lograrlo en un Monumental que será un cabildo abierto con los jugadores resultará un reto exigente. Tanto como el hallar a un River que se parezca a lo que Gallardo busca.

El antecedente de la bronca de los hinchas ante Sarmiento

River Plate 

Cantitos contra los jugadores y el gol anulado a Borja por offside

TNT Sports.

River Plate 

River se fue silbado por sus hinchas tras la derrota ante Sarmiento

TNT Sports.

Fuente: Olé.com.ar

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