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Caetano Veloso y Maria Bethânia volvieron a sacar un disco en vivo: «Caetano e Bethania. Ao vivo»

En agosto del año pasado, Caetano Veloso y Maria Bethania emprendieron una gira de conciertos de varios meses por Brasil. Los hermanos se reencontraron sobre el escenario después de mucho tiempo y en torno a canciones que por aura, sustancia y resonancias hoy se escuchan como formas domésticas de eternidad, trazaron una dramaturgia de sus propias vidas, que es también la de una parte importante de la cultura musical brasilera –y no sólo– de los últimos 60 años. De ese periplo de conciertos quedó un registro, editado por Sony Music, que desde hace algunas semanas navega en las torrenciales aguas de las plataformas digitales.

Caetano e Bethania. Ao vivo, se llama el álbum que distribuye las 42 canciones del espectáculo, en 33 tracks. Entre señales del tropicalismo, aires de bossa nova, toques samba, rock, evocaciones de psicodelia y sucesivos aditivos de época, el tiempo se encauza en dirección de canciones entrañables que van tallando recuerdos. Es ahí, en la memoria, donde sin ser iguales, los hermanos son unidos. “Y sí, somos hermanos. Aunque ella sea un fenómeno de energía dramática sobre el escenario y yo sea un compositor que apenas intenta cantar lo que compone, o algo de otros que le parezca íntimo, nuestras voces y sensibilidades confluyen en una memoria común”, asegura Caetano Veloso a Página/12. “Bethânia y yo somos distintos, claro, nuestros caminos musicales corrieron por carriles diferentes y de las propias experiencias cada uno elaboró un estilo, pero somos semejantes en algo fundamental, que está en nuestra raíz”, agrega.

Caetano e Bethania. Ao vivo es la segunda colaboración de los hermanos solos, 47 años después de aquella que dejó un disco que con un nombre parecido –Maria Bethânia e Caetano Veloso. Ao Vivo– reflejaba otro tiempo, otras urgencias. Antes, en 1976, bajo el nombre de Doces Bárbaros, los hermanos se habían unido a otras dos grandes figuras del Brasil: Gilberto Gil y Gal Costa. “Esta vez fue Bethânia quien tuvo la idea de hacer una gran gira por Brasil cantando en grandes estadios y arenas. Enseguida pensé que sería una buena oportunidad para reencontrarnos en esos espacios”, continua Caetano.

caetano-veloso-y-maria-bethania-volvieron-a-sacar-un-disco-en-vivo-caetano-e-bethania-ao-vivo-1 Caetano Veloso y Maria Bethânia volvieron a sacar un disco en vivo: «Caetano e Bethania. Ao vivo»
Maria Bethânia y Caetano Veloso atraviesan 60 años de música popular. . Imagen: Prensa.

Presente continuo

Más allá de los 80 él y poquito más acá ella, en un estado de la vida en el que resulta natural que haya más para recordar que para proyectar, Caetano y Bethânia representan dinámicos monumentos de la MPB. Tanta energía juvenil que cada uno supo destilar a su manera a lo largo de décadas, se reintegra ahora en un estilo tardío que los muestra acaso más reflexivos y menos expansivos, pero cómodos en esa manera señorial de asumir el tiempo que se agita en cada canción. Enteros y afectuosos, los cantantes dominan cada uno de los registros expresivos que ponen en juego, cantan a favor de la felicidad de los que escuchan sintiendo que cada cosa sigue en su lugar. En eso se parecen a lo que cantan. 

“Cuando comenzamos a imaginar cómo sería el show, no proyectamos un recorrido preciso de canciones, ni pensamos reflejar con ellas una idea determinada de cómo las recibiría el público. En efecto, no discutimos sobre qué cosas compondrían el repertorio, sino que en cada noche de ensayo probábamos canciones que nos venían a la cabeza y elegíamos las que nos decían algo. Era sobre todo Bethânia quien lo hacía. Debo decir que en eso también es mucho mejor que yo”, sigue halagando Caetano.

Rumbo al espacio sideral

Hay un inevitable rastro autobiográfico que articula las canciones que quedaron en el álbum. Un recorrido en el que la bellísima “Motriz”, aparece como un punto de partida. Compuesta por Caetano a partir de los recuerdos de Bethânia sobre un viaje que ella niña y su madre, Dona Canô, hicieron desde la natal Santo Amaro hasta Salvador. “Motriz” se engancha enseguida con “Não identificado”. “Para lanzarme al espacio sideral”, cantan los hermanos prometiendo lo que va a llegar en un show que sin embargo había comenzado antes, con otros himnos iniciáticos de Caetano. “Alegría, alegría”, una de las piezas fundantes del Tropicalismo en 1967; “Os mais doces dos bárbaros”, el manifiesto de aquella reunión con Gal y Gil; “Gente”, una selección de nombres salvadores del mundo, entre los que está Bethania, y “Oração ao Tempo”, acaso una de las canciones más bellas de Caetano. “Eres uno de los dioses más hermosos/ Tiempo, tiempo, tiempo, tiempo”, canta Bethânia y es mucho lo que regresa en la inflexión melancólica y el reflejo de una voz que es una insignia de tiempo y lugar.

El tiempo –el musical y el afectivo–, va y viene por canciones que ya están más allá de su propia época, cuidadas por un marco instrumental delicado y generoso. La producción musical, a cargo de Jorge Helder y Lucas Nunes junto a una banda numerosa, logra un sonido que las reconfigura sin alterar su aura. “Hay un gran trabajo de los músicos, todos más jóvenes que nosotros dos, algunos incluso muchísimo más jóvenes. Me maravilló el modo en el que conocen nuestras canciones, cómo las sabían tocar antes que ensayásemos. Ellos traen su juventud y al mismo tiempo comprenden los gustos e ideas de nuestros tiempos de jóvenes. Esta banda es una muestra maravillosa de integración, una mezcla adorable de recuerdo y revitalización”, se alegra Caetano.

Canciones entre dos siglos

Componiendo canciones, cantando, haciendo shows, grabando discos, diciendo, opinando y embelleciendo, Caetano y Bethânia atravesaron más de 60 años, entre dos siglos, de historia brasilera y la latinoamericana. Un tiempo lleno de acontecimientos musicales, políticos, sociales y culturales, señalado por dentro y por fuera por sus miradas agudas y sensibles. “Cantamos desde siempre. A mí me gustaba también dibujar, pintar y sobre todo soñaba con hacer películas. Pero cantar fue lo más natural. Siempre me gustó cantar. Era muy niño cuando empecé a aprender a tocar piano, después vino la guitarra y entre todo eso cantar era algo que hacía siempre. Me gustaba escuchar música en la radio. Escuchando algunos autores y cantores populares brasileños, como Dorival Caymmi, Noel Rosa. Cuando tenía 17 años, escuché a Tom Jobim cantado por João Gilberto. Ahí comprendí que Brasil se podía salvar con sus canciones”, reflexiona Caetano.

Entre la celebración plural de la religiosidad, los contrastes entre romanticismo y reflexión y el saludo a Mangueira –la Scola de samba dilecta–, el álbum también articula el recuerdo de Gal Costa y las evocaciones del Recôncavo Baiano. “Milagres do povo”, “Omim Bum” –que sería algo así como “madre de las aguas profundas”, en traducción libre del yoruba– , “Eu e água” y “Deus cuida de mim” –cantada en solitario por Caetano–, se diseminan por un repertorio que no se olvida de “Tropicália” –compuesta y lanzada por Caetano en 1968– y “Marginália II” –grabada por Bethânia y Gil ese mismo año–, o “Um índio”, de Doces barbaros. Temas que son memoria, canciones que reunidas cuentan la historia. “Sabemos que la canción brasileña de nuestra generación está en la memoria de muchísima gente, incluso muchos jóvenes conocen y cantan con nosotros la mayoría de las canciones que cantábamos en el escenario”, dice Caetano.

Más adelante en el tiempo y en el álbum, la articulada “Sei lá, Mangueira” preludia a “Baby” y “Vaca profana” para que acuda el espíritu de Gal, antes del paisaje existencial de “Gita”, de Raul Seixas y Paulo Coelho, y el anuncio del final después de casi dos horas con “Tudo de novo”. La canción que cierra el disco es «Um baiana», compuesta, dicen, durante la gira. Es una canción que refleja sobre todo el mensaje de la no-violencia.

–¿Sentís que «Um baiana», refleja el compromiso que de alguna manera tu generación le debe a públicos de otras generaciones?

–Sin duda. Empecé a escribir esa canción cuando todavía ensayábamos el show. Tuve que parar por razones de salud y porque los días cercanos al estreno son siempre muy tensos, me ponen muy nervioso. La retomé recién cuando estábamos ya cerca de la última presentación. Sentía que tenía que terminarla para esta ocasión. En un mundo donde crecen las ideas de guerra y la industria bélica gana más y más dinero con el que creen que pueden comprar todo, saludar un grupo carnavalesco de Bahía, que arrastra a cientos de miles de personas con gran energía y encuentra un modo de evitar la violencia, es una lección. El grupo BaianaSystem es así. La canción canta que “nuestras voces disparan un BaianaSystem para abrir claros de paz en las fronteras”.

–¿Qué sentís que te queda por hacer, como artista y como ciudadano?

–Vivir más y mejor. Y en todo caso llegar a escribir una o dos canciones perfectas.

Aquella primera reunión 

Por la vigencia de muchas de las canciones que lo componen, parece que fue ayer. Pero pasaron 47 años del antecedente directo de este Caetano e Bethania. Ao vivo, un disco que vale la pena volver a escuchar y no solo para terminar de dimensionar, sin necesidad de comparar, el encuentro actual. La historia del dúo comenzó formalmente en 1978, cuando los hijos de Dona Canô y Seu Zeca se reunieron en un espectáculo en el Teatro Santo Antônio de Salvador, con la idea de recaudar fondos para la iglesia de Santo Amaro da Purificação. El encuentro que trasladó formas de afecto cotidiano al escenario funcionó, maduró, aumentó su escala y el dúo giró con sus conciertos por Salvador y Río de Janeiro, entre otras ciudades. De ahí salió Maria Bethânia e Caetano Veloso. Ao Vivo, el primer disco de los hermanos solos. La primera reunión de una dupla que aprendió a complementar sus diferencias de manera prodigiosa. 

«O Que Tinha de Ser» de Antonio Carlos Jobim y Vinícius de Moraes; «Loucura», de Lupicínio Rodrigues;  «Carcará», de João do Vale y José Cándido; «Hansel y Gretel», de Chico Buarque y Sivuca, y las dos «Maria Bethânia», –la más vieja, de Capiba, la que  inspiró a Caetano para ponerle nombre a su hermana, y la posterior del mismo Caetano– son parte de un repertorio que también incluía tres canciones que están en este último álbum: “Alegria, alegria”, “O leãozinho” y “Tudo de novo”, que Caetano cumpuso entonces para que la voz de Bethânia diese inicio al disco. 

«Aunque nunca más volví a escuchar el disco, tengo hermosos recuerdos de aquel show de 1978», asegura Caetano. «Pero siento que esta última serie de shows es más fuerte que aquella. Por un lado porque tenemos más historia para contar y por el otro porque esta refleja un mundo más difícil. Aunque hoy en Brasil estemos en un período de democracia, el mundo en el que vivimos parece muy loco y los reaccionarios brasileños siguen agazapados, amenazando y esperando volver al poder», dispara. «Cuando hicimos el show de 78, en Brasil se sentía que se estaba saliendo de la dictadura que había empezado 1964 y de alguna manera éramos más románticos si se quiere. Nuestro show de ahora, aun con todo el dulce ritmo que traemos con el Reconcavo bahiano, pasa por canciones más pesadas», asegura el cantante y compositor. 

“También guardo un lindo recuerdo de Doces Bárbaros, otro gran encuentro profesional que tuve con Bethânia, dos años antes», rememora Caetano. «Para los cuatro fue un acontecimiento enorme en nuestras vidas personales. Yo encontré el nombre para el proyecto, que también surgió de una idea de Bethânia. Gil y Gal estaban comenzando sus propias giras, pero las postergaron porque Bethânia los llamó”.

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