El fútbol dio un paso adelante

El fútbol argentino sigue celebrando el regreso de uno de sus héroes de Qatar, Angelito Di María, y esta vez esa gala vino acompañada de otro hecho para festejar: el regreso del público visitante en un partido de liga en el ámbito del AMBA. Hubo en Lanús casi 30.000 personas, y más de 6000 eran de Rosario Central.

Durante estos 12 años hubo algunos partidos, como los de Copa Argentina, y bastantes en distintos escenarios del Interior, en los que se vendieron entradas a público del equipo visitante, como el caso de ayer en el estadio Kempes, de Córdoba. A veces con el rótulo de “neutrales”, a veces con prohibiciones de llevar camisetas o banderas, pero había hinchas de los dos.

El ensayo de ayer en el Sur procura restituir como normalidad que en la organización de los partidos se contemple la presencia de las dos hinchadas, sin que esto se convierta en un infierno para los protagonistas, los espectadores, los vecinos de las canchas y los que estén en el camino del tránsito de la gente al estadio.

Hasta anoche, en la redacción de Olé no habíamos recibido ninguna mala noticia respecto de incidentes, peleas o episodios de violencia. Cruzábamos los dedos, pero en principio, era una satisfacción que las cosas hubieran salido bien. Hubo hasta gestos del anfitrión hacia la figura de su visitante: había una bandera de homenaje a Di María y lo aplaudían cuando se acercaba a las tribunas para tirar un córner.

Incluso, el partido se definió con una acción polémica, y no hubo un desborde por eso. Aunque hay que seguir trabajando en la mejoría y la transparencia de los arbitrajes, en la necesaria evolución cultural hay que aceptar que un error o un fallo opinable de un juez no da derecho a tirarle una botella por la cabeza.

Este ha sido un paso de lo que se definió como un proceso “paulatino”. Un paso en la dirección correcta.