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Cinco siglos después: el sitio arqueológico con vestigios del encuentro entre dos mundos donde la historia vuelve a contarse

cinco-siglos-despues-el-sitio-arqueologico-con-vestigios-del-encuentro-entre-dos-mundos-donde-la-historia-vuelve-a-contarse Cinco siglos después: el sitio arqueológico con vestigios del encuentro entre dos mundos donde la historia vuelve a contarse

En Puerto Gaboto, donde se cruzan los ríos Carcarañá y Coronda que pocos kilómetros más lejos encontrarán su destino final en las aguas marrones del Paraná, hay una historia que cada vez tiene más vida: la del fuerte Sancti Spiritus, el primer asentamiento europeo en la cuenca del Plata, construido sobre la base de un importante núcleo de viviendas de la comunidad chaná, antiguos habitantes originarios de esta región riquísima desde su biodiversidad en donde todos encontraron un lugar donde detenerse, cultivar, construir y proyectar un destino común.

Excavaciones arquieologicas en la zona donde estuvo en fuerte Sancti Espiritu , en Puerto Gaboto, Santa Fé.Marcelo Manera – LA NACION

Sobre esos gruesos trazos que conjugan lo nativo y lo que vino de lejos se sigue escribiendo la rica historia de Gaboto, pequeña localidad costera santafesina de unos 4000 habitantes y ubicación estratégica; los ríos eran las autopistas naturales en siglos pasados. Allí, pescadores, amantes de la naturaleza y vecinos conviven desde hace un tiempo con los arqueólogos y técnicos que con paciencia, metodología y pasión desentierran canicas de vidrio de colores, cascabeles y dados hechos con hueso -la herencia española- junto con piezas de cerámica y fitolitos (estructuras microscópicas de origen vegetal) de maíz y otros cultivos, vestigios de la presencia indígena preexistente a la llegada de los europeos.

Desentierran canicas de vidrio de colores, cascabeles y dados hechos con hueso, junto con piezas de cerámica y fitolitos de maíz y otros cultivosMarcelo Manera – LA NACION

El trabajo arqueológico tiene otra particularidad, ya que las actividades son abiertas a la comunidad y participan estudiantes y habitantes del lugar, que tienen mucho para contar. “Son saberes complementarios: pasamos de un proyecto puramente técnico a pensar otro comunitario, en el cual el conocimiento científico dialoga con el conocimiento de la comunidad local”, explicó Luciano Rey, subsecretario de Identidad y Territorio del Ministerio de Cultura santafesino. Gracias a eso, los arqueólogos pudieron detectar el punto exacto en el cual estaba el sitio, ya que durante décadas se pensaba en otro emplazamiento.

El trabajo arqueológico tiene otra particularidad, ya que las actividades son abiertas a la comunidad y participan estudiantes y habitantes del lugar, que tienen mucho para contarMarcelo Manera – LA NACION

El fuerte Sancti Spiritus, el primer emplazamiento europeo en la cuenca del Río de la Plata, fue establecido por el navegante de origen veneciano Sebastián Gaboto en 1527, en la confluencia de los ríos Coronda y Carcarañá, una zona de abundante agua dulce y tierras fértiles en alimentos donde ya habitaban diferentes pueblos indígenas sedentarios, como los chanás. La vida del fuerte fue muy corta, ya que en el año 1529 fue atacado por las comunidades locales, que expulsaron a los expedicionarios del lugar. Rey lo cuenta así: “Este lugar alberga las ruinas del fuerte, que marca no solo el primer emplazamiento europeo en esta cuenca, sino también el sitio de la primera resistencia indígena exitosa ante el proceso de colonización americana, ya que dos años después de la llegada de los europeos, fueron expulsados por los pueblos originarios”.

Hasta hace muy pocos años, el imaginario social sobre el fuerte era algo parecido a un invento. El funcionario explicó que, durante la dictadura militar de los ’70, se decidió reconstruir una empalizada redonda de madera, a semejanza de los fuertes norteamericanos que aparecen en las películas, en un lugar que no era el del sitio original. Cuando comenzaron las excavaciones, ya en la segunda década de este siglo, la sorpresa fue doble: por una parte, el fuerte no era como se decía, ni estaba donde parecía.

El fuerte Sancti Spiritus, el primer emplazamiento europeo en la cuenca del Río de la Plata, fue establecido en la confluencia de los ríos Coronda y CarcarañáMarcelo Manera – LA NACION

Los arqueólogos descubrieron, además, que antes de los europeos había habido una importante aldea chaná ubicada allí, cuya existencia estuvo invisibilizada durante siglos. “Algo particular de este lugar es que terminaron ganando los locales. Eso nos lleva a revisar las narrativas coloniales, que mostraban otra cosa”, sintetiza Sergio Escribano, experto vasco que trabaja en el sitio.

La elección del lugar, tanto por los nativos como por los visitantes, no tuvo nada de casual. “Es un punto estratégico que está entre tres ríos, muy rico desde su biodiversidad, con agua y abundancia de vegetación: los españoles no llegaron a la nada. Había vida en comunidad aquí ya y, contra lo que se creyó hasta hace muy poco, pueblos como los chaná no eran nómades, sino que se asentaron, como demuestra el haber encontrado restos de viviendas y vestigios de cultivos”, agregó Rey.

Excavaciones arqueológicas con participación de la comunidad en la zona donde estuvo en fuerte Sancti SpiritusMarcelo Manera – LA NACION

José Luis Solaun, del equipo vasco, lo resume así: “Venir a excavar aquí para mí es recuperar un conocimiento de ese primer navegante que fue Sebastián Gaboto, pero es importante recalcar que existía ya una aldea con los primeros habitantes de los que también hay que recuperar su memoria, su historia y su arquitectura del espacio. Poder trabajar en el lugar exacto donde se produjo el encuentro de dos mundos es una oportunidad extraordinaria”.

Recién a principios de este siglo comenzó a investigarse de manera sistematizada la historia de Puerto Gaboto, a través de una exhaustiva investigación arqueológica que buscaba localizar de manera precisa la antigua ubicación del fuerte. El proyecto obtuvo, un tiempo después, el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, lo que llevó a que en 2010 se sumara el Grupo de Investigación en Patrimonio Construido (GPAC) de la Universidad del País Vasco.

En 2019 se declaró por ley la utilidad pública de esos terrenos, que fueron destinados a la creación del Parque del Fuerte tal como es en la actualidadMarcelo Manera – LA NACION

A partir de 2012 se decidió profundizar la investigación a través de un proyecto de gestión patrimonial provincial y en 2019 se declaró por ley la utilidad pública de esos terrenos, que fueron destinados a la creación del Parque del Fuerte tal como es en la actualidad. Además del predio donde se realizan las excavaciones, allí funcionan un pequeño y muy bien documentado museo histórico, una biblioteca y un espacio de encuentros culturales.

Funcionan un pequeño y muy bien documentado museo histórico, una biblioteca y un espacio de encuentros culturalesMarcelo Manera – LA NACION

A partir de este año, los especialistas del Ministerio de Cultura de Santa Fe, junto a los expertos de la Universidad del País Vasco, continuaron y ampliaron una excavación iniciada en el sector sur del sitio arqueológico, en busca de más rastros del pasado aborigen y del pasado colonial.

La particularidad del trabajo es que, a diferencia de lo que suele ser la norma, no solo depende del saber de los expertos, sino que se apoya en un trabajo comunitario que incluye la participación de estudiantes, residentes de otros espacios culturales de la provincia, miembros de la comunidad chaná, representantes de instituciones del pueblo, artistas y vecinos, que son invitados a participar de las tareas arqueológicos y que son escuchados en sus relatos regionales.

Fue gracias a los testimonios de los habitantes del lugar que dieron con el sitio exacto del antiguo fuerte: contaban que, bajo un árbol, solían encontrar bolitas de vidrio “que usaban para jugar»Marcelo Manera – LA NACION

Según contó Rey, fue gracias a los testimonios de los habitantes del lugar que dieron con el sitio exacto del antiguo fuerte, ya que contaban que, bajo un árbol, solían encontrar bolitas de vidrio “que usaban para jugar”. “Eran las canicas que habían traído los españoles, los famosos espejitos de colores. Fue gracias a ese saber popular que encontramos dónde excavar”, reveló.

Hay una historia que cada vez tiene más vida: la del fuerte Sancti SpiritusMarcelo Manera – LA NACION

Arqueología colaborativa, arqueología comunitaria, que busca mucho más que objetos viejos: la construcción de un relato, no exento de contradicciones y diferentes capas de sentido, sobre el pasado común de esta bella geografía marcada por los verdes y marrones del paisaje litoraleño argentino.

Fuente: Jorgelina Hiba, La Nación

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