Todo lo que se juega Boca ante Barracas: entrar al G8, pasar a River, la Copa y más…

Puede que resulte una rareza. Boca hace tiempo que no logra un título, hace rato que no se mete en la definición de un campeonato, pero no para de jugar finales. Sin embargo, son otro tipo de finales. Aquéllas para no quedarse sin, las que su flojo año futbolístico fue autogenerando. Como le pasará esta tarde contra Barracas, en el postergado de la fecha 12 debido al fallecimiento de Miguel Russo. En aquel momento, el Xeneize iba a jugar por mantener la punta. Dos semanas después, lo hará para no seguir afuera de todo.

Por eso, el partido contra Barracas se transformó en una verdadera final. Porque lo que siguió fue la derrota contra Belgrano que dejó a Boca en una foto de la que buscará salir lo antes posible: décimo en el Clausura con 17 puntos y quinto en la tabla anual con 50. Es decir, afuera de los playoffs y, por lo pronto, afuera de los puestos de clasificación a la Copa Libertadores 2026, que ya tiene un cupo cubierto por Central (quedan dos, uno directo y uno para la fase preliminar).

Por eso, el equipo de Claudio Úbeda necesita volver a ganar. Otro tropezón, ante un equipo que también pelea por entrar entre los ocho (Barracas está séptimo, con 18 puntos) y también a la zona de Sudamericana (está a una unidad del último con pasaje), complicará todo. Por eso, no la tiene fácil. Por todo, deberá mostrar una buena versión para llevarse algo del estadio Claudio Chiqui Tapia, porque lo que viene es más bravo todavía: Estudiantes en UNO y el superclásico en la Bombonera.

Debido a la gran paridad que hay en la Zona A, el empate lo meterá al Xeneize quinto, dentro de los puestos de playoffs, pero no lo dejaría en clasificación directa para la Libertadores. Sí lo pondría en el tercer lugar, por encima de Argentinos en la tabla anual, pero un punto abajo de River.

Por eso, el triunfo es fundamental. Porque le permitiría superar al Millo en la Anual y quedar tercero en el Clausura. y porque le haría sacar una pequeña ventaja en la recta final para afrontar ese sprint de otra manera.

Además, también le daría tranquilidad a Claudio Úbeda, que quedó al mando del equipo tras el fallecimiento de Miguel y que después de la derrota con Belgrano ya empezó a vivir la danza de nombres para sucederlo en el cargo en el 2026.

Esto marca, de alguna manera, que la búsqueda de Boca está direccionada a un nuevo entrenador para el año que viene, aunque no le saca a Sifón las obligaciones de llevar al equipo a sus objetivos. Porque está claro que el Xeneize no puede permitirse no jugar otra Copa Libertadores ni tampoco luchar por el título, algo que no consigue desde fines del 2022.

Para lograrlo, Úbeda hará dos cambios, uno por la baja de Rodrigo Battaglia, lo que permitirá la vuelta de Milton Delgado al 11 titular tras su participación en el Mundial Sub 20. Y la otra será táctica: el ingreso de Williams Alarcón por Brian Aguirre, quien no pudo entrenarse bien por un estado febril aunque no está ahí la razón de su salida.

Después, con Cavani otra vez descartado, el DT mantendrá el doble nueve que conforman Merentiel y Giménez para un partido en la que el Xeneize necesita recuperar el poder de fuegos. Boca, así, se juega una final. Si gana, respirará. Si pierde, volverá a sufrir otro fin de año…