Debutó con lágrimas en Central y su primer toque fue un pase a Di María: «Ni en mis mejores sueños»

Ignacio Ovando vivió un debut para la historia con Rosario Central. El pibe de 18 años entró contra River en el Gigante de Arroyito y su primer toque en Primera fue nada menos que un pase a Ángel Di María. Firmó su primer contrato profesional en abril y, apenas cinco meses después, ya logró hacerse un lugar en la máxima categoría. El triunfo 2-1 que quedará guardado para siempre en su memoria.

Su historia recorrió las redes sociales: los hinchas lo aplaudieron y en su barrio lo esperaban con fuegos artificiales, humos, globos y camisetas. Ahora, el rosarino charló con Olé luego de su noche inolvidable.

-¿Cómo fueron esos primeros minutos?

-Apenas me llamaron para entrar, me concentré al 100% porque era lo que requería el partido. Tenía las indicaciones muy claras y sabía que podía llevarlas a cabo.

-¿Qué significa debutar contra un rival directo y pesado como River?

-Nada más lindo que entrar en este tipo de partidos, contra un rival de gran magnitud y que se estaba jugando como una final.

Los minutos en cancha fueron cortos, pero intensos. Ovando relató que la concentración y el disfrute iban de la mano: «Estuve con la concentración al máximo, pero también es mi forma de disfrutar cada momento dentro de una cancha».

Sobre la confianza que le transmitió Ariel Holan, agregó: «Desde el primer momento me dio seguridad. Me dijo que me pare de stopper por izquierda y que cerremos las entrelíneas para que River no pueda conectar por bajo con sus puntas». El momento cúlmine de la noche fue compartir cancha con Di María.

–¿Qué se siente jugar con Ángel?

-Compartir con Ángel es algo que ni en mis mejores sueños me podía pasar por la cabeza. Jugar con él y además en Central, increíble. La primera pelota que toqué, la enganché y se la di a Ángel, y al segundo se escuchó la aprobación de la gente. Fue muy loco, la verdad.

-¿Cómo fue la celebración luego del partido?

-Ellos (su familia) tuvieron su celebración apenas me saqué la pechera para entrar, y se alargó hasta mi casa, con todos esperándome con fuegos artificiales y humo azul y amarillo.

La familia fue, según Ovando, el pilar fundamental desde los primeros pasos en el fútbol: «Siempre fueron muy presentes y eso se nota muchísimo en el jugador y la persona que soy hoy». Sobre sus referentes, confesó: «Dentro de la cancha, Quintana (Carlos) y Mallo.(Facundo) Por fuera, mis viejos y mi hermano».

Ovando también recordó cómo fue su adaptación a Central, un paso que cambió su vida: «No fue fácil porque yo era muy tímido y siempre había jugado con amigos. Pasar a Central fue todo más competitivo y desconocido, pero haber dado ese paso junto con mi familia fue la clave».

Los festejos no se limitaron al estadio: el barrio y la familia se volcaron a celebrar con él. Ovando describió cómo la pechera y los minutos en cancha se convirtieron en un recuerdo imborrable, con luces, colores y abrazos.

Finalmente, resumió su noche en una palabra: «Única”. Una sensación que combina emoción, orgullo y la certeza de que este es solo el comienzo. Pero Ovando no piensa quedarse ahí: ya imagina los próximos pasos, los minutos por disputar y su deseo de devolverle al club todo lo que le dio desde la infancia. «Esto recién empieza. Ahora quiero seguir aprendiendo, sumar minutos y dejar todo por Central», dijo con la misma pasión que lo llevó a debutar ante River.