A los árbitros les está dirigiendo el VAR

El final de Instituto-Independiente reveló algo que solo se venía comentando por lo bajo en los pasillos de Ezeiza: a muchos árbitros, desde la cabina VAR de Ezeiza les están dirigiendo el partido. Fue la aturullada explicación que les dio el propio Luis Lobo Medina a los jugadores al cambiar un fallo crucial en el descuento.

Lo más grave no es si acertaron en esa jugada (un arquero toca con una mano parte de la pelota que está sobre la línea del área y con la otra, la parte que aún está afuera; era mano, como marcó el línea Bistocco, y amarilla, y el juez lo cobró y se retractó).

Lo serio es que Lobo, que además de dirigir pésimo no es nada lúcido cuando habla, se sacó de encima a los jugadores que le reclamaban explicando que el VAR le había dicho que no era mano.

Y el VAR, protocolo básico, solo puede intervenir en acciones de gol/no gol, penal/no penal, roja directa o confusión de identidad. Acá no había ninguna de las cuatro: era un tiro libre y una amarilla (que Lobo se olvidó de retirarle a Rey cuando rectificó su fallo inicial). Acá no tenía que intervenir.

Las voces son inquietantes (¡las cosas que se sabrán el día que les hagan la cámara oculta a las cabinas VAR de Ezeiza! ¿Se imaginan? «Revisá bien esa jugada», «Llamá al árbitro ya», «Gol, no repases nada»). Que esa práctica ya sería frecuente, aunque no sea legal ni la vayan a reconocer.

Desde Ezeiza le avisarían al oído al árbitro “cobrá tal cosa”, “es córner”, “amonestá a Fulano”, en situaciones en las que el protocolo no habilita al asistente de video a interceder.

A veces reparan un error; a veces lo empeoran. Pero ¿qué seguridad hay de cómo se deciden los fallos si el VAR se mete donde no debe? ¿Quién da esas órdenes a los árbitros? ¿Quién más accede a esas cabinas, en presencia directa o virtual, o por teléfono?

¿Por qué los que nos cuentan todas las irregularidades no se hacen cargo y las denuncian? ¿Cómo pretenden, después, que el arbitraje recupere la credibilidad perdida?