De entre todos los héroes, Superman es uno de los más icónicos, siendo conocido por todas las generaciones, sin importar la edad. Por eso, no es de extrañar que Superman, la próxima película del nuevo Universo DC dirigido por James Gunn, no esté escatimando en esfuerzos para captar la atención del público. Además de hacer que el reparto principal recorra el mundo en una gira mediática, Londres se ha convertido en el escenario de una de las acciones publicitarias más llamativas de los últimos años.
Desde el día de ayer, 1 de julio, una gigantesca escultura del Hombre de Acero puede verse suspendida en lo alto de The Shard, el rascacielos más alto de la capital británica. La figura ha recibido la condecoración de acción “récord” tanto por sus dimensiones como por lo ambicioso del montaje.
La estatua del superhéroe mide más de 3 metros de alto, pesa 120 kilos y ha sido instalada a más de 300 metros sobre el suelo, en la cúspide del icónico rascacielos. Según los responsables de The Shard, puede verse desde hasta 64 kilómetros de distancia. Incluso se ha recreado el icónico helicóptero del Daily Planet dando vueltas alrededor del personaje.
James Gunn no ha tardado en compartir imágenes de esta escultura en sus redes sociales, asegurando que ver una representación tan realista del personaje “es alucinante”. Para conseguir este resultado, la estatua ha sido creada a partir de escaneos 3D del actor David Corenswet y desarrollada en estrecha colaboración con el equipo creativo de la película.
En cuanto a los materiales utilizados para su construcción, la estructura está hecha de acero soldado cubierta con una capa de fibra de vidrio moldeada en resina ecológica, y se mantiene suspendida gracias a cables de acero galvanizado. El proceso ha llevado más de 2.000 horas de trabajo y ha contado con la participación de más de 20 personas.
Falta muy poco para que la película Superman se estrene, lo hará el próximo 11 de julio, y con esta acción promocional queda claro que el nuevo DCU tiene entre manos un proyecto muy ambicioso.
Fuente: La Razón
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