La última foto de Mastantuono con la ropa de River

Es una especie de zona gris. De acá al 14 de agosto, cuando cumpla la mayoría de edad, Franco Mastantuono no es de River ni del Real Madrid. Su vínculo contractual con el club de Núñez se terminó con la eliminación del Mundial de Clubes y un regreso a Buenos Aires en el que fue mimado por los hinchas en el Aeropuerto de Ezeiza, gesto que devolvió al firmar cada camiseta que le pusieron adelante y posar para los celulares que fijaba su rostro como si fuera un QR a escanear.

Por estas horas, el chico evaluará primero si se toma unos días de vacaciones para descansar con los suyos y después ya sí va a tener que empezar a entrenarse de forma particular. Lo más probable es que lo haga con un preparador físico para tratar de estar lo más cercano a la plenitud cuando le toque sumarse a su nuevo plantel y, en ese sentido, habría un monitoreo a distancia de la Casa Blanca con un contacto directo, de la misma forma que se comunicó con Xabi Alonso y algunos de sus nuevos compañeros.

Aunque no podrá viajar a Madrid por cuestiones legales hasta que cumpla los 18 años, estos 48 días que le faltan a la cuenta regresiva los va a tener que transitar entre el duelo de lo ocurrido en Estados Unidos y asimilando el gran cambio que se le avecina.

Mudarse a la capital española durante un año lejos de su familia es otro de los desafíos que deberá sortear Franco más allá de lo futbolístico. Más allá de que siempre va a estar acompañado por alguien de su entorno, al menos en los primeros meses de adaptación, se alejará de los suyos. Y si bien ya pasó por una experiencia parecida cuando le tocó vivir en la pensión de River y su personalidad lo ayuda a adaptarse a los diferentes escenarios, no es lo mismo la distancia entre Azul y Buenos Aires que los miles de kilómetros que lo separarán de casa.

La llegada de Mastantuono a Ezeiza