El boom de El Eternauta encabezando tendencias mundiales en Netflix nos provoca curiosidad por aspectos de la historia, pero, también, por sus autores. Y es que Héctor Germán Oesterheld, guionista y creador de la tira, está desaparecido desde hace 48 años. Y esta es su historia.
El Eternauta es un referente en historietas y ciencia ficción a nivel latinoamericano, y parte de ello tiene que ver con el destino de su escritor. Y lo que le pasó es parte de un entramado social del que “nadie se salva solo”, como expresan los personajes, en un mensaje que se repite una y otra vez.

Es más, la adaptación en formato serie de Bruno Stagnaro logra atrapar lo que Oesterheld dijo una vez: se trata de un relato que no envejece, sino que queda vigente a través de las generaciones.
Vigentes están esas cicatrices profundas que marcaron a todos los argentinos durante la última dictadura cívico-militar. Y esto es relevante porque a Oesterheld lo secuestraron, torturaron y desaparecieron de la faz de la tierra. A él y a toda su familia.
El contexto en que nace El Eternauta
De hecho, si bien El Eternauta implica varios mensajes que se extrapolan al terreno de lo político (por ejemplo, la imagen de Juan Salvo está muy asociada al partido de La Cámpora), lo cierto es que Oesterheld no tenía ninguna posición política marcada durante la escritura de la primera parte.
Tras la publicar la obra a fines de los 50, trabajó un tiempo en el diario Noticias. Allí conoció al periodista Rodolfo Walsh, también desaparecido en el mismo año que Oesterheld. A partir de ese lazo y otros, el escritor comenzó a involucrarse en compromisos políticos.
Oficialmente, Oesterheld se había sumado al movimiento Montoneros, donde adoptó el papel de jefe de prensa. En ese momento pasó a escribir El Eternauta II, con dos versiones más, una de 1969 y la otra de 1976, ya con manifiesto contenido político que habla de una resistencia en medio de un Buenos Aires post-apocalíptico.
El secuestro y repercusiones a día de hoy
Fue raptado por el gobierno de facto el 27 de abril de 1977, y los testimonios más factibles señalan que sucedió en La Plata. Tenía entonces 57 años.
A partir de allí se sabe que pasó por distintos centros clandestinos de detención: fue visto en El Sheraton (comisaría de Villa Insuperable), El Embudo y Campo de Mayo, pero en donde más documentación hay es en El Vesubio, en Aldo Bonzi, en un predio del Servicio Penitenciario Federal.

Se desconoce el paradero de su cuerpo, que por aquellos años eran lanzados a fosas comunes o arrojados desde los Vuelos de la Muerte al mar, entre otras desdeñables tácticas de los militares.
Junto a él, también se llevaron la vida de su familia, con su esposa como la única sobreviviente. Elsa Sánchez se sumó a Abuelas de Plaza de Mayo para reclamar memoria, verdad y justicia y militó allí hasta su muerte.
El furor por la serie de Stagnaro resultó en algo muy positivo al respecto: reactivó la búsqueda de nietos desaparecidos. Resulta que las cuatro hijas de Oesterheld también fueron secuestradas y desaparecidas, y dos de ellas estaban embarazadas.
La Red Nacional Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S) aprovechó la oportunidad para divulgar su misión en redes sociales:
“Seguimos buscando a los nietos/nietas de Héctor Germán Oesterheld y Elsa Sánchez, y tal vez estén viendo esta serie basada en la obra de HGO y Francisco Solano López”.
Fuente: Xataka.com.ar
Share this content: