Talleres: una cita con la historia

El compromiso para Talleres era con la historia. Habiendo tenido tantos equipos recordables y dotado a nuestro fútbol de grandes jugadores, incluyendo varios campeones del mundo del 78, nunca había ganado una estrella nacional. A esta final había llegado por su acumulación de puntos en la anterior tabla anual, en esa campaña que le posibilitó pelear el título hasta la última fecha.

Contrariamente a lo que podía suponerse, el arranque del año para los cordobeses no había estado en sintonía con su empinado 2024, y va penúltimo en su zona y 27° de 30 en la tabla anual. A horas de jugarse este trascendental lance, Andrés Fassi, el presidente castigado por la AFA, tuvo que salir a respaldar al Cacique Medina y a recordar que conduce “un proyecto”. Y varios recordaban anoche las críticas que los acompañaron a esta final desde su propia provincia.

Cierto, enfrente había algunas figuras cuyo valor de mercado equivale al de casi todo el equipo cordobés; entonces, les auguraban una derrota de catástrofe. Lo que no medían los agoreros es que esto era una final y Talleres podía estar a la altura. Era una cita con la historia. Y estuvo a la altura.

La T, con sus recursos más modestos y menos ostentosos, le peleó el partido a su ilustre rival en cada palmo de la cancha; lo hizo equilibrado, lo pudo ganar y acaso perder en algunas acciones, pero en 120 minutos no hubo ni goleada ni catástrofe ni nada.

Después, había que tener inspiración y pulso en los penales. El llamado de la historia, acaso con la impronta de aquel equipo que ganó el único título internacional (Copa Conmebol 1999), terminó dándole la gloria de una estrella y quebrando a un portentoso Franco Armani.

Que el otro detalle es ese: de aquel River superganador y que reúne con su poderío figuras de mayor cotización que categoría, hoy queda poco. Apenas Armani.