Para frenar el “aumento alevoso de las apuestas online y de conductas compulsivas, principalmente en adolescentes y jóvenes”, la Iglesia pidió a la vicepresidenta Victoria Villarruel un “pronto tratamiento” del proyecto que apunta a regular los juegos de azar y prevenir la ludopatía, que fue aprobado en noviembre pasado en la Cámara de Diputados.
En una carta firmada por el presidente de la Comisión de Pastoral Social y obispo de La Rioja, monseñor Dante Braida, el Episcopado ratifica su respaldo al proyecto aprobado tras un fuerte consenso en la Cámara de Diputados. Entre otros aspectos, la iniciativa fija la necesidad de poner en marcha campañas de prevención sobre el consumo problemático del juego y se prohíba la publicidad, como ocurre en otras áreas nocivas para la salud. También se pide el aumento de las restricciones de acceso de menores a las plataformas que facilitan el ingreso a las apuestas y al juego online, mediante filtros e identificación biométrica y el bloqueo de sitios de juego en establecimientos educativos.
Según pudo saber LA NACION, la Iglesia quiere que la Cámara alta habilite el debate del proyecto que pone un freno a las apuestas online una vez que se abra el período ordinario de sesiones parlamentarias, a partir del 1 de marzo. Preocupa especialmente a los obispos la posición que dejó trascender el presidente Javier Milei, quien en diciembre pasado declaró que vetaría la norma si resulta aprobada por el Congreso.
“Ratificamos nuestra preocupación y la de tantos docentes, familias y dirigentes políticos de diferentes espacios partidarios de diversos puntos del país por el tremendo daño que está causando el incremento alevoso de las apuestas online y de conductas compulsivas, principalmente en adolescentes y jóvenes”, señala la carta remitida a Villarruel y a los presidentes de los bloques del Senado.
“Movidos por esta preocupación, en julio del año pasado, en un documento inédito, las comisiones de Pastoral Social de las diócesis del país expresamos nuestra inquietud” sobre el tema, añade la carta remitida a la vicepresidenta.
Los obispos de Pastoral Social recuerdan que en noviembre, al constatar el avance de esta “plaga”, enviaron una carta similar al presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem, para avanzar en el tratamiento de la propuesta de ley que atienda esta situación”. El proyecto se probó en la Cámara baja el 27 de ese mes.
“Lo que nosotros vemos en las provincias es que, en las escuelas de ciudades y pueblos, en los clubes y en tantos lugares, este flagelo no se detiene y, a costa del negocio de algunos inescrupulosos, estamos generando una sociedad de ludópatas y fomentando la cultura de la timba y del azar en lugar de intensificar la cultura del trabajo”.
Así, la Iglesia advierte que “la publicidad de los sitios de apuestas está fomentando esta adicción” y que se trata de “una seductora propuesta que genera adictos a una enfermedad que pone en juego la vida”, situación que se percibe “permanentemente en nuestras comunidades”.
En referencia al ideario postulado por La Libertad Avanza, la carta de monseñor Braida expresa que “esta práctica atenta contra el precioso e inestimable don de la libertad, ya que, como toda adicción, genera dependencia y se pierde capacidad de poder elegir. “Muchos hermanos terminan robando o empeñando lo poco que tienen para seguir apostando”, señala con preocupación el titular de Pastoral Social.
El caso de Córdoba
La posición de la Iglesia frente al avance del juego y las apuestas online fue expresada reiteradamente por el arzobispo de Córdoba y vicepresidente del Episcopado, cardenal Ángel Rossi, quien se enfrentó duramente con el gobernador mediterráneo, Martín Llaryora, por la legislación que favorece la expansión del juego en esa provincia.
“La ciudad de Córdoba no tiene casinos, pero le pusimos uno en cada celular al ciudadano con el juego online”, advirtió la semana pasada Rossi, en una entrevista con LA NACION.
El cardenal Rossi sostiene que permitir el avance del juego, especialmente las apuestas online en las escuelas, es “lucrar con la debilidad humana”. Y cuestiona severamente la publicidad de esta práctica en las camisetas de fútbol e, incluso, la participación de jugadores consagrados en la publicidad de las apuestas deportivas.
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