Natalí Lilienthal es una ingeniera informática de 24 años, recibida del reconocido Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), y es quien creó, como parte de su trabajo final de grado, a Tooly, un robot de acompañamiento de adultos mayores. Lo más asombroso es que ha alcanzado la complejidad que reside en un diálogo en tan solo un año de desarrollo, y es apenas un prototipo al que se le implementarán actualizaciones y mejoras sobre la marcha.
Satélites y cohetes en concursos de la NASA e investigaciones de negocios con el MIT LIFT Lab son algunas de las proezas que ubican al ITBA como una de las cinco mejores universidades de Latinoamérica que se especializan exclusivamente en ingeniería, negocios y tecnología. Por ejemplo, en Xataka Argentina ya hemos escrito acerca del Mapa de Arsénico, el colectivo autónomo eléctrico de CABA y el modelo de IA que agiliza el diagnóstico de cáncer de colón y de endometrio.
En lo que concierne a Tooly, este está pensado para brindar apoyo y fomentar la estimulación cognitiva. Guiada por su tutor de tesis, Rodrigo Ramele, Lilienthal desarrolló este robot de asistencia social cuyo esqueleto ya existía en el ITBA, pero que no funcionaba. Por lo que la joven se puso manos a la obra y recicló el robot.
“Cuando crecés te vas quedando más solo porque tu círculo social se achica, y eso hace que te cueste socializar, y no hacerlo lleva a que tu cognición se deteriore rápidamente”, señaló la ingeniera al aire, en entrevista con la TV Pública. La idea es que si esa persona no tiene a nadie que pueda estar junto a ella las 24 horas, Tooly reemplace esa parte que pareciera tan banal, pero que significa en realidad una gran diferencia en la estimulación cognitiva. “Nada reemplaza el contacto humano, pero sí que tengas una herramienta para tu día a día que estimule la lucidez mental”, afirmó Lilienthal.
Cómo funciona Tooly
Este pequeño robot dialoga con los usuarios de la siguiente forma: “Vos le hablás, eso lo transforma a texto, del texto va a Meta Llama 2. La respuesta que viene de esa IA lo transforma en voz de nuevo, y así puede dialogar con las personas”.
También tiene sensores en la cabeza, para que lo acaricies y el robot reaccione al gesto. Esto hace que emule empatía. Recordemos que los modelos de aprendizaje de la actualidad no se han desarrollado al punto de que una IA pueda tener inteligencia emocional, aunque sí pueden registrar y reaccionar a emociones a través del reconocimiento de patrones suministrados por las bases de datos.
Así, Tooly reacciona a la caricia poniendo la boca en forma de corazón y responde comentando que le agrada o pidiendo que se haga de nuevo. Está entrenado para reforzar, de esa forma y mediante el diálogo, el vínculo con el usuario. “Eso se llama computación afectiva”, explicó la ingeniera.
Por último, también tiene un sistema de alertas que registra si el adulto pide ayuda o si por un tiempo largo no responde, y entonces da aviso a los familiares.
Por supuesto, al ser un prototipo, tiene algunas contras por el momento, como lo es el idioma: aún está en inglés. Habrá que esperar a un futuro más pronto que tarde para que se pueda configurar en español. Además, necesita estar enchufado para funcionar, con una computadora al lado. Se tratan de desventajas que la científica tiene en cuenta, y que ya confirmó que se resolverán. Lo normal en prototipos.
Fuente: Xataka.com.ar
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