La Justicia ordenó el “inmediato decomiso” de los terrenos valuado en 30 millones de dólares del exsecretario de los Kirchner, Daniel Muñoz, en las paradisíacas islas del Caribe de Turcos y Caicos, comprados con parte de la plata de la corrupción que el exfuncionario sacó del país y colocó en los Estados Unidos en inversiones inmobiliarias. El monto total del dinero fugado sería de 75 millones de dólares.
Muñoz, quien murió en 2016, dio a entender al exministro de Economía santacruceño Juan Manuel Campillo que ese dinero lavado en el exterior era de Néstor y Cristina Kirchner. “Cuando me refiero a sus legítimos dueños, si bien no lo dijimos puntualmente, se dio por sobre entendido y estaba “en el aire” que eran de Néstor y Cristina. Yo le repetía, desarma reintégralos y se te solucionan todos los problemas”, contó Campillo en su declaración de 2018 como arrepentido ante el juez federal Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli en la causa de los cuadernos de las coimas.
El total del dinero lavado en el exterior fueron al menos 75 millones de dólares con las que compró departamentos de lujo en Miami y en Nueva York. El resto fue dinero lavado en inversiones en Argentina con las que adquirió al menos 113 inmuebles, que incluyen dos estancias en Santa Cruz, una de ellas de 20.000 hectáreas, complejos de cabañas en Villa la Angostura, El Calafate y San Martín de los Andes, inmuebles en Río Gallegos, edificios de cocheras, una cadenas de farmacias, un restaurante, casas y departamentos en Buenos Aires.
Cuando estalló el caso de los Panamá Papers y se supo que el nombre de la viuda de Muñoz, Andrea Pocheti y sus abogados estaban detrás de estas propiedades, rápidamente desarmaron las posiciones en los Estados Unidos y mediante una trama de sociedades fantasma vendieron los inmuebles y compraron estos lotes con costa de mar en el Caribe por 30 millones de dólares para desarollar un complejo hotelero internacional. Ese emprendimiento, para el que hubo un proyecto arquitectónico, era de 500 millones de dólares con 100 habitaciones y 50 villas junto al mar, donde se iba a cobrar casi 1000 dólares la noche.
El juez federal Julián Ercolini rechazó el decomiso anticipado de esas parcelas costeras junto al mr azul, pero la Unidad de Información Financiera (UIF), a cargo de Ignacio Yacobucci, apeló ante la Cámara Federal y la Sala I del tribunal le dio hoy la razón. Se trata de las parcelas 60000/307, 60000/310, 60000/317 y 60000/327, ubicadas en la sección North West and North Central -Isla Providenciales- de las Islas Turcos y Caicos.
Ercolini entendía que la titularidad de esas parcelas eran de un fideicomiso administrado por Issac Eugenio Sparza Hidalgo, que poseía derechos reales sobre esos bienes como garantía de un préstamo y que el titular de los bienes estaba prófugo.
Pero la Cámara, siguiendo a la UIF, entendió que se trataba de un testaferro y que el beneficiario final era Daniel Muñoz, que falleció el 25 de mayo de 2016. La Cámara dijo que hay evidencias que “demuestran el derrotero ilícito expuesto” y señaló que “las parcelas en cuestión fueron adquiridas por Muñoz mediante interpósitas personas con caudales de origen ilícitos”. Y más allá de que existiera un prófugo como supuesto propietario de esos bienes, la Cámara dijo que de todos modos corresponde el decomiso definitivo en forma anticipada de esos bienes que son lavado de dinero producto de la corrupción del kirchnerismo,
“En consecuencia, encontrándose reunidos en las actuaciones los supuestos que viabilizan la medida peticionada, es que se dispondrá el decomiso definitivo en forma anticipada de las parcelas 60000/307, 60000/310, 60000/317 y 60000/327 ubicadas en la sección North West and North Central -Isla Providenciales- de las Islas Turcas y Caicos”, señalo la Cámara.
“Muñoz fue un engranaje clave en el circuito de acumulación y traslado del dinero de los titulares del Poder Ejecutivo, en particular en lo referido a la recaudación de los fondos ilegales [se logró individualizar más de 60 entregas de dinero que fueron recibidas personalmente por Muñoz], su derivación a los jefes y organizadores [incluyendo el traslado semanal del dinero en valijas y por medio de aviones oficiales de la Agrupación Aérea Presidencial desde el sector militar del Aeroparque Metropolitano “Jorge Newbery” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hasta los aeropuertos de Río Gallegos y El Calafate, en la Provincia de Santa Cruz] o la aplicación de esos fondos a otras actividades delictivas”, consideró el juez Ercolini.
Buena parte de los 70 millones de dólares de Muñoz se perdió y no se sabe nada del dinero. Los acusados dicen que se los quedaron los abogados. Solo una parte menor, la que se invirtió en las parcelas de Turcos y Caicos , una isla del mar caribe, pudo ser congelada a pedido de la Justicia argentina en 2019. Pero se adoptó esa medida solo para una de las cuatro parcelas adquiridas. Ahora todas serán decomisadas.
El testaferro Issac Eugenio Esparza Hidalgo, quien prestó su firma para comprar 40 hectáreas en Turcas y Caicos con unos 30 millones de dólares, estuvo preso en este caso en México y en la Argentina.
Quien metió al mexicano en este negocio de lavar el dinero de Muñoz fue Carlos Gellert, hijo de la exdiputada nacional Blanca Blanco e hijastro del exgobernador Daniel Peralta. Gellert, según Esparza Hildago, le pidió que firmara unos papeles que eran para constituir las sociedades usadas para transferir el dinero desde los Estados Unidos y adquirir las 40 hectáreas en Turcas y Caicos. El mexicano, que dice que se gana la vida como influencer en las redes sociales, jura que no cobró ni un peso por firmar esos papeles para constituir las sociedades offshore y aparecer como su titular.
Gellert fue funcionario en la provincia de Santa Cruz, como vocal del Instituto de Energía de la Provincia, designado por Peralta. Declaró como arrepentido en el caso de los cuadernos de las coimas y dijo que actuó de intermediario para la constitución de las sociedades por indicación de Muñoz. Reconoció la participación de la mujer de Muñoz, Carolina Pochetti, y dijo conocer a Juan Manuel Campillo, exsecretario de Hacienda de Santa Cruz, también “arrepentido” en la causa.
Gellert es esposo Perla Puente Resendez, quien gestionó las sociedades en 2015, cuando los asesores inmobiliarios de Muñoz en Miami, se abrieron del negocio tras la divulgación de los Panamá Papers. Gellert y Pochetti son primos hermanos, ya que la madre de Pochetti es Stella Maris Blanco, hermana de Blanca.
Entre los involucrados en la maniobra de lavado de dinero mencionados por el juez Ercolini están Carlos Cortez, un empresario santacruceño que participó en el “negocio” en el extranjero y también en el plano local, con la intervención en la construcción de un imperio farmacéutico con 22 locales en toda la patagonia. En 2013 se hizo cargo de San-UP, una empresa líder en nebulizadores.
También fueron parte del asunto, según Ercolini, Ricardo Barreiro, cuidador de la residencia del gobernador en El Calafate, por lo que le decían “el jardinero”; Stella Marys Blanco, Gustavo Dorf, Luis Gugino, Leonardo Llaneza, Rubén Llaneza y el excontador de los Kirchner Víctor Manzanares, quien declaró como arrepentido y contó cómo se amañaron las declaraciones juradas de bienes del expresidente.
También se menciona a Franco Muñoz, al abogado Miguel Ángel Plo, que ya había reunido una fortuna en el gobierno de Eduardo Duhalde con la construcción de cárceles y que se sigue dedicando a la construcción de edificios, con su familia vinculada a la política: una hija, María Jesús, mencionada en la causa, trabajó con Aníbal Fernández, y un hijo, que trabajó en el Banco Provincia. Aparecen también nombrados en el expediente Mauro Profético, Alejandrina Pochetti, Pablo Raies y Federico Zapucich.
La declaración clave de Campillo
El juez Ercolini menciona entre los implicados a Roberto Sosa, muy allegado a Muñoz y exsecretario de los Kirchner. Uno de los relatos clave de cómo se produjo la maniobra de lavado y de quién era el dinero es el de Campillo. Contó como “arrepentido” que fue convocado para asesorar a Muñoz por Isidro Bounine, otro exsecretario de los Kirchner. Muñoz se estaba muriendo de cáncer -falleció el 25 de mayo de 2016- y a Campillo lo buscaron para asesorarlo en el desarme de las sociedades.
Muñoz estaba muy enfermo, en su dormitorio, y Stella Maris Banco, su suegra, le llevo la cena y allí se quedó a solas con Campillo. El exministro relató que Muñoz le dijo: “Tengo un problema, mirá tengo este problema, yo me quedé con todo este dinero a mi nombre y no se lo quiero dejar a mi mujer, esto es parte de una fortuna que no es mía”.
Entonces le mostró una carpeta con todas las empresas y propiedades en Estados Unidos, que eran cerca de 14. “El dio por entendido que yo sabía que eso no era de él y que provenía de otras personas más importantes y no le quería dejar ese “problema” a su esposa ni a nadie de su entorno”, recordó Campillo. Y le aconsejó que reintegre el dinero a sus dueños, pero Muñoz le dijo que eso le iba a generar problemas con su mujer.
“Lo que te está matando a vos es esto, este problema. Yo estudié tres años de metafísica y tengo tercer nivel de energía zen y larga vida. Yo le dije que “el cáncer lo causan los rencores y los odios, entonces sacate de encima los odios y los rencores y dásela a sus legítimos dueños y no te morís más. A su vez le dije, yo te puedo ayudar más con el cáncer que con los bienes. Cuando me refiero a sus legítimos dueños, si bien no lo dijimos puntualmente, se dio por sobre entendido y estaba “en el aire” que eran de Néstor y Cristina. Yo le repetía, desarma reintégralos y se te solucionan todos los problemas”, contó Campillo en su declaración como arrepentido ante el juez Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli. Esta declaración fue en 2018. Bonadio se murió en 2020.
Campillo había negociado sus honorarios en el 10 por ciento del valor de las propiedades y cobró unos 200.000 euros, que le pagó Bounine en su casa en Tigre, según dijo.
“Yo no lo iba a estafar a Muñoz en su lecho de muerte y no quería que sea estafado por Pochetti, pero no se pudo hacer porque en el medio de todo esto se murió. Hubiera sido un excelente trabajo. Yo le proponía hacerlo en forma eficiente. Era caro, pero yo estaba poniendo mi cabeza y la de mi sobrino en juego. Lo que yo le aconsejaba a Muñoz era la creación de un posible fideicomiso de manera transitoria donde todos los bienes (capital y rentabilidad) empiezan a volver hacia atrás y toman al inversor. O sea, transformar todo en dinero líquido y devolver en billetes al dueño original”, declaró Campillo.
“En relación con los bienes y dineros yo siempre supuse que todo esto podía provenir del matrimonio presidencial, entiéndase a Néstor y Cristina y que no era de Muñoz. Era una obviedad que él nunca lo pudo haber generado este dinero por su cuenta y de manera ilícita. Yo no pregunté el origen de los fondos, ya que como ellos eran secretarios “de”, lo cual implica muchas cosas. El ser secretarios “de”, implica guardar secretos, lo cual trae aparejados muchas cosas”, concluyó Campillo.
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