COLUMNA DE OPINIÓN: ¿Cuál fue el motivo detrás de la victoria de Milei?
Contra todas las previsiones, el libertario Javier Milei se alzó con la victoria en las primarias, marcando una diferencia considerable frente a las dos coaliciones supuestamente dominantes que han polarizado la política argentina en la última década. A pesar de las expectativas «racionales», Javier Milei logró una sorprendente victoria al obtener el 30% de los votos en las elecciones primarias, dejando atrás a los dos principales bloques políticos que han mantenido el control de la escena argentina durante los últimos diez años. Este resultado plantea una serie de interrogantes en medio del convulso panorama político y respecto al futuro de la política en el país.

Javier Milei ha emergido como la figura de mayor influencia en la política argentina, gracias a un discurso enérgico y disruptivo que, si bien a veces puede sonar contundente, no ha cesado de atraer seguidores. Aunque guste o no, este economista ha sabido aprovechar de manera magistral sus apariciones en los medios de comunicación, consolidándose como la figura más influyente en la política argentina en la actualidad. Independientemente de las opiniones que suscite Milei, es innegable que ha sabido capitalizar su prominencia. En efecto, ocupa un lugar destacado en los paneles de análisis político del horario prime y esta situación no debería ser desestimada. Su creciente popularidad y su capacidad para captar la atención del público han cimentado su posición como un actor relevante en el escenario político del país.
No obstante, sería simplista atribuir esta situación únicamente a la figura de Milei. Su enérgico discurso y su perspectiva liberal han resonado en amplios sectores de la sociedad, que durante décadas han sido influenciados por una visión negativa del liberalismo tras la crisis de 2001. Esto es particularmente interesante, ya que aquellos que ven en Milei la posibilidad de un cambio positivo son precisamente quienes durante más de dos décadas escucharon a su clase dirigente denigrar el liberalismo que imperó en los años 90, a pesar de que muchos de los políticos que lideraron la lucha contra el supuesto neoliberalismo salvaje fueron fervientes partidarios del menemismo, incluyendo a figuras como Néstor y Cristina Kirchner, Oscar Parrilli y Alberto Fernández, entre otros. Sin embargo, la política es mutable, como bien lo demuestra el caso de Sergio Tomás Massa, hoy candidato por el kirchnerismo.
El triunfo de Milei en las primarias ha vuelto a poner de manifiesto el creciente y comprensible descontento de la población con la clase política tradicional. En última instancia, el voto a favor de Milei es una manifestación renovada del antiguo grito de «que se vayan todos», y no constituye un fenómeno irracional, a pesar de lo que algunos puedan argumentar. En ocasiones, parece que la clase política sufre de una disonancia cognitiva, incapaz de reconocer o tal vez renuente a admitir la relación causa-efecto de sus acciones, lo que revela su profundo distanciamiento de la sociedad.

Los partidos políticos en Argentina han experimentado un fracaso rotundo, y sus líderes, en lugar de representar al pueblo, han sido expuestos como miembros de una casta. Esto lo demuestran no solo aquellos que buscaron una alternativa fuera de los círculos tradicionales de poder, sino también aquellos que optaron por no votar. Los últimos comicios han registrado una cifra récord de abstención.
Este es un reflejo de una sociedad exhausta, sumida en un profundo desencanto y desconfianza hacia aquellos que han ocupado cargos políticos sin lograr abordar las necesidades de una sociedad hastiada.
El fenómeno Milei debería servir como un llamado a la reflexión para toda la clase dirigente. Es imperativo que revisen los métodos y prácticas de la política tradicional, muchos de los cuales resultan anacrónicos. Ya no pueden seguir tratando a la población como ganado y aprovechándose descaradamente de su vulnerabilidad. Es momento de buscar líderes acordes al siglo XXI, comprometidos con el bienestar de la sociedad y capaces de impulsar un cambio real. La sociedad está clamando un rotundo «basta».
por CRISTIAN UMPIERRE.

Autor del libro “Recuerdo y tomentos de una menta cautiva”
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