
Siete décadas después de su muerte, la figura de Frida Kahlo sigue abriendo nuevos interrogantes. La pintora que retrató sobre el lienzo su propia vida también dedicó parte de su trabajo creativo a la escritura, un proceso que dio como resultado un material que recorrió el mundo. Publicado por primera vez en 1994 por la editorial mexicana La Vaca Independiente, El diario de Frida Kahlo hoy tiene también su versión local gracias a la apuesta de La Marca Editora.
La cuidada edición es una pieza de colección que replica la publicación original en un facsímil a todo color y que aporta un nuevo enfoque para comprender mejor la visión de la artista mexicana. El diario ofrece un íntimo autorretrato que refleja los últimos diez años de su vida, y viene acompañado por una introducción del prestigioso escritor Carlos Fuentes y una transcripción del contenido del diario. Finalmente, el texto también incluye un ensayo de Sarah M. Lowe sobre la importancia de estas memorias en la obra total de Frida y en la historia del arte en general, así como una serie de comentarios de la escritora sobre las imágenes.
Escrito entre 1944 y 1954, el diario de Frida fue descubierto casi cuarenta años después de su muerte, y el material devino, inevitablemente, documento histórico. “Si bien este texto es un diario íntimo, no es como, por ejemplo, el que escribió Ana Frank. Es decir, es un diario, pero no tiene una lectura lineal y no todas las páginas están fechadas. Frida empezó a escribirlo en hojas sueltas, pero después lo encuadernó, y eso nos habla de una intención de edición y compilación. Es un texto que tiene su particularidad, porque hay bocetos, pero también tiene cuentos y ejercicios creativos. Hay de todo en esas páginas y uno puede darse cuenta de que ahí está inyectada su personalidad, que no era lineal tampoco”, revela Rocío Zambianchi, editora de La Vaca independiente.
La idea de la nueva edición local surgió de “una mezcla entre deseo, oportunidad y contexto”, según revela Guido Indij, editor, gestor cultural y coordinador de las colecciones de La Marca Editora. “Este no es un diario más, sino que es, hasta donde sabemos, uno de los diarios más bellos que jamás se han realizado”.
-¿Qué rol ejerció este diario íntimo en la obra pictórica de Frida?
Rocío Zambianchi: -Son aspectos muy vinculados, porque en el diario se pueden encontrar distintos tipos de ejercicios que la ayudaron en su proceso creativo como pintora, y que también hablan de una Frida que no sólo pintaba sino que también escribía historias y que tenía juegos de palabras y poesía. Su creatividad no era sólo pictórica y este material la rescata en otras facetas, como la de escritora, y permite ver cómo construía en su mente todo aquello que luego creaba. Por otro lado, en ese diario hizo algunos bocetos que terminaron siendo cuadros, pero, además, hay dibujos de sus operaciones, de sus partes del cuerpo y una narración de cómo fue su internación. El diario es un documento que tiene un gran nivel de complejidad y que se vuelve, de algún modo, un objeto súper misterioso. Y creo que ella supo que existía la posibilidad de que el diario pudiera llegar a las manos de alguien y hacerse público. Sobre Frida se dicen un montón de cosas, pero ahí es ella quien habla.
Guido Indij: -El diario funciona como un espacio de ensayo donde Frida experimenta con imágenes, palabras y símbolos que luego aparecen en su obra. Aunque no fue concebido para ser publicado, tiene una carga visual y poética tan fuerte que dialoga directamente con su universo artístico. Allí conviven el dolor físico, la pulsión amorosa, la militancia política y la exploración del yo, todo atravesado por el lenguaje plástico. Más que un registro personal, el diario es un espacio de creación donde Frida desplegó su universo visual a través de palabras y trazos.
-¿Qué aporta la lectura de este diario acerca de la figura de Frida para quien quiera acceder a él?
G. I.: -Lo que aporta es, por un lado, un descentramiento del mito. Porque no estamos frente a la Frida de las remeras ni del merchandising sino ante una voz artística, de búsqueda, contradictoria, a veces delirante, profundamente humana. Nos aporta una dimensión más compleja y rica de su figura. El diario nos enfrenta con una Frida escritora, que juega con el lenguaje, que explora con palabras y colores sus obsesiones más profundas. Lejos de restarle fuerza a su imagen pública, leer su diario nos obliga a repensarla en toda su densidad: como mujer, como artista, como pensadora. Nos permite acceder no a la “verdad de Frida”, pero sí a sus múltiples capas.
-Frida Kahlo se ha convertido en un icono de la industria cultural. ¿Advierten que eso opaca u obtura un análisis más profundo de su figura como sujeto político y artístico de su época?
G. I.: -Sin dudas, pero no es culpa de Frida sino del modo en que el mercado digiere y simplifica a las figuras que podrían incomodar. El riesgo del icono es que se vuelva estampita y en el caso de Frida eso en parte ha pasado. Su imagen fue explotada hasta el cansancio, muchas veces despojada de su radicalidad política, de su complejidad como mujer mexicana comunista, marcada por la enfermedad, el amor, el arte y la revolución. Pero lo interesante es que Frida resiste. Incluso en medio del consumo más banal, sigue generando preguntas. Y eso es lo que quisimos rescatar con esta edición del diario: devolverle espesor y devolverle la posibilidad de contarse a través de su voz.
R.Z.: -Sí, evidentemente, el inconsciente colectivo y el marketing han hecho de Frida, como ha ocurrido con otras figuras, un icono medio frizado. Pero nosotros no somos quienes podemos hablar por Frida. Por eso, lo más importante es que sea ella la que pueda hablar a través de su diario, y que muestre su complejidad y sus intereses.
-Hay mujeres, dentro del movimiento feminista, que ponen en discusión la figura de Frida como referente del feminismo. Y esa discusión la ponen justamente por el vínculo que tuvo con Diego Rivera. ¿Qué visión tienen al respecto?
R.Z.: -No se puede juzgar sin entender cuál es el contexto de cada mujer o de cada persona. Creo que, a veces, el feminismo se convierte más en un juez que en algo que pueda llegar a servirnos como herramienta. Uno suele hacer análisis desde su contexto y es injusto juzgar o condenar desde esos parámetros del hoy. Quienes opinan eso dejan de ver la fuerza que tenía Frida y lo empoderada que estaba frente a la vida. Ella nunca estuvo opacada por la figura de Diego ni por la de nadie porque tenía una personalidad avasallante. Es muy interesante la lógica con la que vivía. Y no sólo se quedó con sus dolores físicos sino que los atravesó, porque vio que ella era más que eso. Frida fue un personaje interesante de su época, con una libertad que tenía que ver con su contexto, porque las mujeres en esa época tenían una manera muy libre de manejarse en el arte. Por eso la importancia de situarla dentro de su campo histórico.
Fuente: Página12
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